Todo empezó con un estudio encargado por la empresa canadiense
Edgewater sobre las posibilidades de recuperar la extracción de oro que
comenzaron los romanos en Galicia y recuperaron los ingleses en el siglo
XIX. A inicios de 2011 la firma identificó siete importantes vetas de oro en una mina sellada en los años 70 en la comarca de Cabana de Bergantiños.
Se hizo con los derechos de explotación de la antigua mina de Corcoesto por 90 años y puso en marcha un proyecto que desde un primer momento contó con la oposición vecinal y de colectivos ecologistas. Empezaron una lucha contra un proyecto del que alertaban que destruiría un espacio protegido como Red Natura y que emplearía materiales agresivos para el medioambiente. ¿Quién les iba a decir entonces que año y medio después su principal preocupación sería el arsénico?.
Un estudio reciente del Instituto de Investigacións Mariñas del CSIC y la Universidad de Vigo ha detectado que la antigua mina de Corcoesto, en la provincia de A Coruña, ha dejado en esta comarca ganadera concentraciones de arsénico en rocas que llegan a superar en 50.000 veces la media de la corteza terrestre y en los solos superficiales pueden superar hasta 400 veces los niveles de suelos no contaminados.
La Sociedad Gallega de Historia Natural sacó a la luz este informe científico alertando, en especial, de las concentraciones de arsénico en las aguas del río Anllóns. Sostiene que los niveles se duplican al atravesar la zona de Corcoesto hasta llegar ya a la mitad del límite aceptable en aguas para consumo humano y que en la mitad de los puntos en los que se tomaron muestras para el estudio en el estuario del Anllóns los niveles de arsénico en los sedimentos superan ampliamente los límites para considerarlos contaminados.
Asociaciones ecologistas como Adega o Verdegaia y la Plataforma vecinal por la Defensa de Corcoesto han recogido el guante. Todos vinculan estos índices de arsénico con la antigua explotación minera en la zona y señalan que "si esas son las consecuencias actuales de la antigua minería a pequeña escala en Corcoesto, las repercusiones futuras podrían ser tan enormes como el propio proyecto minero de Edgewater Corporation".
Ante la envergadura de la mina proyectada y los niveles de arsénico detectados, el secretario ejecutivo de Adega, Fins Eigrexas se pregunta: "¿Si unas galerías antiguas y pequeños son capaces de depositar 850 kilos de arsénico cada año en el estuario del Anllóns, qué hará una enorme mina a cielo abierto de más de un millón de metros cuadrados?". Y añade: "¿Qué pasará con la salud ambiental del río, de la ría, de las personas, del marisco? Es una pregunta que nos tiene preocupados".
Riesgos añadidos de una mina a cielo abierto La Plataforma en Defensa de Corcoesto insiste en una batería de preguntas relacionadas: "¿si con la anterior explotación, llevada a cabo de manera tradicional (subterránea), se consiguieron esos niveles, qué va a pasar si se pone en marcha el proyecto de Edgewater, que es un tipo de minería mucho más agresiva para el medio?", "¿a dónde van a llegar los niveles de arsénico?", "¿de qué manera se va a ver afectado el suministro de agua potable a las personas residentes en esa comarca?", "¿qué va a ser del estuario del Anllóns, una Zona de Especial Protección de Aves con una riqueza ornitológica reconocida por todos los especialistas en la materia?", "¿qué va a pasar con el marisco que ahí se obtenga?".
Preguntas sin respuesta sobre las que pone el foco uno de los portavoces vecinales, Braulio Amaro Caamaño. Incide en la repercusión directa de la mina sobre el sector ganadero ("la tercera industria de Bergantiños es la explotación de los montes") y añade que "tiene un impacto directo sobre las familias que viven en Corcoesto".
Así, reconoce que ya desde que se ha creado la plataforma hace un año "había mucha preocupación" entre los vecinos, pero que no todos se habían implicado en la lucha porque la empresa ha prometido la creación de 270 puestos de trabajo directos en la comarca y la Xunta de Galicia habla de 1.100 indirectos y "eso a algunos, en la situación de paro y de impacto del desempleo en la comarca, les convencía".
Fins Eigrexas recuerda que desde Adega siempre han rechazado el proyecto, pero que con los nuevos datos que se manejan la Xunta de Galicia debería revocar la Declaración de Impacto Ambiental positiva que otorgaron hace tan sólo una semana al proyecto, "anularla bajo esta perspectiva de grave riesgo de contaminación porque la mina puede agravar la contaminación que ya existe" y porque esa declaración "ya nació muerta al no tener en cuenta este nuevo estudio".
Pide a la Consellería de Medio Ambiente que "evalúe cuál podría ser la verdadera huella de este faraónico proyecto" que "no resulta compatible con el medio ambiente ni antes de aparecer estos datos ni, mucho menos, ahora". "Es insostenible e incompatible con la salud y con la ecología", concluye, "una auténtica bomba ambiental a 140 metros de un espacio natural protegido".
Se hizo con los derechos de explotación de la antigua mina de Corcoesto por 90 años y puso en marcha un proyecto que desde un primer momento contó con la oposición vecinal y de colectivos ecologistas. Empezaron una lucha contra un proyecto del que alertaban que destruiría un espacio protegido como Red Natura y que emplearía materiales agresivos para el medioambiente. ¿Quién les iba a decir entonces que año y medio después su principal preocupación sería el arsénico?.
Un estudio reciente del Instituto de Investigacións Mariñas del CSIC y la Universidad de Vigo ha detectado que la antigua mina de Corcoesto, en la provincia de A Coruña, ha dejado en esta comarca ganadera concentraciones de arsénico en rocas que llegan a superar en 50.000 veces la media de la corteza terrestre y en los solos superficiales pueden superar hasta 400 veces los niveles de suelos no contaminados.
La Sociedad Gallega de Historia Natural sacó a la luz este informe científico alertando, en especial, de las concentraciones de arsénico en las aguas del río Anllóns. Sostiene que los niveles se duplican al atravesar la zona de Corcoesto hasta llegar ya a la mitad del límite aceptable en aguas para consumo humano y que en la mitad de los puntos en los que se tomaron muestras para el estudio en el estuario del Anllóns los niveles de arsénico en los sedimentos superan ampliamente los límites para considerarlos contaminados.
Asociaciones ecologistas como Adega o Verdegaia y la Plataforma vecinal por la Defensa de Corcoesto han recogido el guante. Todos vinculan estos índices de arsénico con la antigua explotación minera en la zona y señalan que "si esas son las consecuencias actuales de la antigua minería a pequeña escala en Corcoesto, las repercusiones futuras podrían ser tan enormes como el propio proyecto minero de Edgewater Corporation".
Un proyecto faraónico
Y es que el proyecto no se caracteriza, precisamente, por la discreción. La explotación que los ecologistas califican de 'faraónica' supone "774 hectáreas de mina a cielo abierto, 20 millones de metros cúbicos de estériles de mina, 100.000 toneladas anuales de estériles de mina tratados con cianuro, sosa cáustica yácido clorhídrico que, además del oro, solubilizarán también el arsénico de las rocas".Ante la envergadura de la mina proyectada y los niveles de arsénico detectados, el secretario ejecutivo de Adega, Fins Eigrexas se pregunta: "¿Si unas galerías antiguas y pequeños son capaces de depositar 850 kilos de arsénico cada año en el estuario del Anllóns, qué hará una enorme mina a cielo abierto de más de un millón de metros cuadrados?". Y añade: "¿Qué pasará con la salud ambiental del río, de la ría, de las personas, del marisco? Es una pregunta que nos tiene preocupados".
Riesgos añadidos de una mina a cielo abierto La Plataforma en Defensa de Corcoesto insiste en una batería de preguntas relacionadas: "¿si con la anterior explotación, llevada a cabo de manera tradicional (subterránea), se consiguieron esos niveles, qué va a pasar si se pone en marcha el proyecto de Edgewater, que es un tipo de minería mucho más agresiva para el medio?", "¿a dónde van a llegar los niveles de arsénico?", "¿de qué manera se va a ver afectado el suministro de agua potable a las personas residentes en esa comarca?", "¿qué va a ser del estuario del Anllóns, una Zona de Especial Protección de Aves con una riqueza ornitológica reconocida por todos los especialistas en la materia?", "¿qué va a pasar con el marisco que ahí se obtenga?".
Preguntas sin respuesta sobre las que pone el foco uno de los portavoces vecinales, Braulio Amaro Caamaño. Incide en la repercusión directa de la mina sobre el sector ganadero ("la tercera industria de Bergantiños es la explotación de los montes") y añade que "tiene un impacto directo sobre las familias que viven en Corcoesto".
Así, reconoce que ya desde que se ha creado la plataforma hace un año "había mucha preocupación" entre los vecinos, pero que no todos se habían implicado en la lucha porque la empresa ha prometido la creación de 270 puestos de trabajo directos en la comarca y la Xunta de Galicia habla de 1.100 indirectos y "eso a algunos, en la situación de paro y de impacto del desempleo en la comarca, les convencía".
Impacto ambiental catastrófico
El próximo domingo 23 han convocado una nueva reunión, pero ya detecta que tras conocerse el estudio sobre los niveles de arsénico esa preocupación se ha convertido en alerta y "se empiezan a dar cuenta de que es pan para hoy y hambre para mañana", ya que "cualquier filtración que hubiese provocaría un impacto ambiental catastrófico no sólo en el río sino en la ensenada y la riqueza marisquera".Fins Eigrexas recuerda que desde Adega siempre han rechazado el proyecto, pero que con los nuevos datos que se manejan la Xunta de Galicia debería revocar la Declaración de Impacto Ambiental positiva que otorgaron hace tan sólo una semana al proyecto, "anularla bajo esta perspectiva de grave riesgo de contaminación porque la mina puede agravar la contaminación que ya existe" y porque esa declaración "ya nació muerta al no tener en cuenta este nuevo estudio".
Pide a la Consellería de Medio Ambiente que "evalúe cuál podría ser la verdadera huella de este faraónico proyecto" que "no resulta compatible con el medio ambiente ni antes de aparecer estos datos ni, mucho menos, ahora". "Es insostenible e incompatible con la salud y con la ecología", concluye, "una auténtica bomba ambiental a 140 metros de un espacio natural protegido".
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